CUBA HOY : UN ANÁLISISUNA VOZ DE LA RESISTENCIA CUBANA ANALIZA LA SITUACIÓN EN LA ISLA.
POR CONSIDERARLO UN APORTE INTERESANTE A LA REFLEXIÓN PARA TODOS LOS QUE LUCHAMOS POR LA LIBERTAD DE CUBA, CUBANOS Y NO CUBANOS, DENTRO Y FUERA DE LA ISLA, DIFUNDIMOS ESTE COMENTARIO:
Por Jorge Hernández Fonseca
Para los que llevamos largos años luchando en el terreno ideológico contra la dictadura que oprime la Nación Cubana, el empeño –en el plano de las ideas, repito-- está prácticamente concluido. No se trata, claro está, de detener la lucha; se trata de hacer evidente y poner de relieve el reconocimiento hecho por parte de los líderes del desastre cubano, de la derrota de su ideología. Tanto el dictador mayor como su hermano, han declarado públicamente, aunque con matices diferentes, que el comunismo cubano es un fracaso y carece de futuro.
Personalmente –como luchador en el plano intelectual-- contra el marxismo, el igualitarismo, el leninismo, tratados de implantar en la isla a sangre y fuego por el grupúsculo comunista encabezado por los hermanos Castro, siento una victoria argumental, porque las evidencias citadas tanto por Fidel Castro sobre el fracaso del “Modelo Cubano”, como por Raúl, sobre “el hundimiento del país en el precipicio marxista” al que ellos lo han llevado, sobrepasan con creces los argumentos que yo podía aportar para demostrar que el socialismo no tiene futuro.
La lucha reduce ahora su escenario, saliendo de los planos de las ideas y de la política, para encajarse casi exclusivamente en el plano político. No importa que los beneficiados con el régimen dictatorial impuesto en Cuba proclamen que, implantando (como lo hacen) el peor de los capitalismos posibles, lo que realmente quieren es preservar el socialismo. ¡Puro embuste!
Sin embargo y como dictadores que se precian de tales, los hermanos Castro preparan una sucesión dinástica (nada marxista) --al mejor estilo de Corea del Norte-- lo que se constituye en un peligro para sus planes continuistas: ¿Sucesión con la familia de Fidel, o con la de Raúl?
La interrogante anterior, como muchas otras, se inscribe directamente en la Nueva Etapa por la que atraviesa la isla desde los sucesos del año pasado, donde la muerte heroica de Orlando Zapata (un patriota cubano, obrero manual, no intelectual) fue la pieza clave para el derrumbe ideológico --en el campo intelectual-- del castro-marxismo. Se impone ahora un cambio de enfoque de la lucha opositora, en la que, tanto interna como externamente, se deben jerarquizar las acciones que enfrenten el plano político de la dictadura, en cual todavía “da las cartas”.
No obstante el deterioro de la atmósfera dictatorial, hay planes en andamiento para preservar el poder político en manos de los Castro. En el plano interno, la lucha entre los fidelistas y los raulistas (que ponen en riesgo todo el castillo de naipes dictatorial) se ha visto últimamente acelerada con la destitución del “enemigo número 1” de Raúl, Ramiro Valdés, del cargo de ministro. La jugada fue seguida de una noticia (probablemente pagada por los hombres de Raúl) en un importante periódico de Miami, calificando de “superministro” a Ramiro, por haber continuado “vicepresidente”, jefe una secretaria y 3 ministros, que realmente responden a Raúl.
En el plano externo --y a pesar de un exabrupto totalitario que nadie se creyó condenando la reunión de la delegación de EUA con disidentes cubanos durante su estadía en Habana-- los raulistas, aprovechando el encuentro sobre “acuerdos migratorios” en la Habana (un pretexto para negociar cara a cara), trazaron realmente con Estados Unidos un plan de medio plazo que Obama inmediatamente refrendó aflojando ciertas restricciones, mientras la dictadura permitía a la jefa de la delegación de EUA entrevistarse con Alan Gross. Fue el inicio del diálogo político.
Paralelamente a estas conversaciones políticas Cuba-EUA, la dictadura ya había arreciado su ofensiva (también en el plano político) contra el principal reducto opositor: Miami. Avalancha de músicos pro castristas; intelectuales pagados por la Habana; límites a Radio Paz; exiliados que de repente sugieren el “diálogo” con la dictadura, sumado a infiltrados que defienden el estado de cosas existente en la isla. Todo obedece a plan cuidadosamente elaborado por la dictadura.
Para cualquier observador medianamente informado resulta claro que la Habana ejecuta una política de guerra asimétrica contra el exilio de Miami, aprovechando la vulnerabilidad que resulta de la negociación directa dictadura-USA, sin consulta alguna a la oposición cubana de dentro o fuera de la isla. La reciente reunión de la delegación de EUA en la Habana con opositores internos, como se sabe, fue para ‘informarles’ que EUA iba a hacer un acercamiento con la dictadura basado en sus (de EUA) intereses. Ahora la lucha democrática es sólo nuestra.
Es importante expresar dentro del análisis que Estados Unidos tiene fuertes razones para negociar con Raúl, dejando de lado los intereses democráticos específicamente cubanos, sin que esto quiera decir que EUA renuncia a favorecer un régimen democrático para la isla, pero que de inicio existen ‘otras prioridades’ que deben ser favorecidas sin “tanta” democracia. Las principales razones para esta nueva posición de EUA en el actual contexto cubano son tres:
En primer lugar, es honesto reconocer que la dictadura ha sabido tejer una fina red de apoyo a su posición dentro de EUA, en la que participan intelectuales y artistas de la izquierda de EUA; importantes empresarios, políticos y religiosos norteamericanos; infiltrados cubanos; e incluso, exiliados de buena fe que no reconocen su posición como ‘tontos útiles’ en el esquema.
En segundo lugar, existe un ambiente anti-inmigratorio dentro de la Nación Norteamericana, que sumado a la hoy deteriorada situación económica del país, dificultaría la absorción de la avalancha de balseros que sobrevendría a un vacío de poder en una Cuba sin Fidel ni Raúl.
En tercer lugar, la oposición política cubana no ha sabido (o no ha podido) estructurar --a los ojos de los norteamericanos-- una opción de poder político al castrismo con la suficiente fuerza militar dentro de la isla que, por un lado, detenga (como sí lo hace Raúl) una estampida balsera hacia EUA; y por otro, una estructura política y militar que creíblemente (como también lo hace Raúl) haga frente a la ofensiva que el narcotráfico trataría de hacer en la isla (como lo hace en México y Centroamérica), resguardando así (EUA) las fronteras marítimas de su costa sudeste.
Para los cubanos de dentro y fuera de la isla, el hecho de que EUA planee una solución al “problema cubano” con Raúl y sus generales, no significa para nada cejar en nuestro empeño democrático ya, ahora. Una cosa es comprender civilizadamente las razones que llevan a EUA a hacer lo que hace y otra muy diferente es concordar con esa posición norteamericana, que va al encuentro de los más sagrados intereses patrios, como ya sucedió históricamente antes.
No se trata de una posición tozuda o extremista. Los miles de muertos fusilados o en combate; el sacrificio de lo mejor (cientos de miles) de la generación de jóvenes de los años 60, que se pudrieron en cárceles inmundas; el deterioro social y moral a que el castrismo ha sometido a nuestra irreconocible Nación, son razones de más peso que simples intereses políticos ocasionales de la Nación que más había ayudado a la causa cubana hasta el presente.
El futuro democrático de Cuba no puede (y no debe) esperar por la solución de problemas que no sean de base netamente cubanos, aunque todavía reconozcamos que junto al monumento futuro a los héroes y mártires de la lucha contra el castrismo, tengamos que edificar otro, en una Cuba liberada y democrática, a la Nación que más nos ayudara durante el inicio de la diáspora que todavía nos afecta, pero que nos cierra la puerta amiga y solidaria abierta hasta hoy.
A pesar de los enormes escollos que se nos presentan ahora en el irrenunciable camino a la libertad, y de que las únicas armas que tenemos hoy los cubanos demócratas son el poder de la razón, el sagrado mandato de la patria, la inteligencia y la voluntad de lucha, es necesario comprender que de las propias circunstancias que rodearán al nuevo escenario (EUA y España privilegiando una solución con Raúl Castro al mando en la isla) surgirán los caminos que nos señalarán, sin odios ni rencores, las nuevas vías de la lucha política por venir.
16 de Enero de 2011
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