Desde El Nuevo Herald
By NICOLAS PEREZ DIEZ-ARGÜELLES
Los cubanos nunca fuimos un pueblo de emigrantes. En la tierra que nos vio nacer nos sentíamos a las mil maravillas. Los Estados Unidos era un país cercano y respetado, pero hasta ahí, porque teníamos atravesada en la garganta la espina de la Enmienda Platt y la prohibición del ejército norteamericano de que entraran en Santiago de Cuba las tropas de Calixto García. Llegó enero de 1959 y los fusilamientos y las arbitrariedades nos hicieron despertar del sueño en que estábamos sumidos, y quedamos más confundidos que un obispo en el velorio de una prostituta. Dimos un giro de 180 grados y Washington de simple punto de referencia se convirtió en el giro para el son cubano, algo imprescindible. Y perdimos la cabeza hasta el punto de que no había quien nos quitara de la cabeza que Dwight Eisenhower era de Placetas, John F. Kennedy de Consolación del Sur, últimamente Ronald Reagan de Cárdenas, Bill Clinton de Camagüey y George Bush de Bayamo. Es decir, todos los presidentes norteamericanos eran cubanos y estaban en el deber de liberar a Cuba, meterla en una caja, colocarle un enorme lazo azul y devolvérnosla a los exiliados para que la gobernáramos.Era una fiebre alta y perniciosa que nos hizo mucho daño. Pero eso pasó como pasan las fases de la luna y las diarreas. Luego llegó un segundo acto y nos dividimos en Miami en dos grupos, los que por cualquier cosa que hacían los norteamericanos decíamos que se estaban inmiscuyendo en nuestros asuntos internos, y los que opinaban que Washington se había olvidado de la existencia de la isla y nos habían dejado como un papalote a bolina. Pero hay que señalar que el anticastrismo es como los Dollar Store, tenemos de todo, desde nacionalistas más feroces que los macheteros de Puerto Rico, hasta vendidos proyanquis que opinan debemos ser la estrella número 51 en la bandera norteamericana.
La política exterior de Hillary Clinton ha vuelto a encender el debate. Y aunque personalmente he protestado porque llegué a pensar que esta administración había ignorado al exilio, en cuanto a la isla, que es lo importante, con el discurso de Obama en un almuerzo de la Fundación Nacional Cubano Americana y la carta a Yoani Sánchez tenemos una excelente hoja de ruta para constatar por dónde van los tiros. Lo que confunde a la gente es que no se responden los ataques, las violaciones al derecho internacional, las zancadillas y las agresiones personales del búnker de La Habana a Washington. Y esto se debe a dos razones lógicas. En la Casa Blanca se sabe que aquí no se mueve una hoja hasta que no llegue la solución biológica, es decir, la desaparición de Fidel Castro, y cualquier cosa que se haga es perder el tiempo. Y por otra parte, por primera vez en este país han decidido seguir sus propias políticas y les importa un bledo que La Habana tire besos o improperios, ellos siguen de largo sin responder, cosa que a los de allá los pone frenéticos, no con la rabia predecible del enemigo despreciado, sino con la furia insana y apasionada de la amante tirada por el balcón.
Y ahora por primera vez en medio siglo se dan condiciones inéditas dentro de Cuba. En el 2010 se recrudecerá la represión a límites insospechados, no habrá ningún tipo de reforma económica y proseguirán las protestas con el agravante de que se está perdiendo el miedo. Y no somos un pueblo manso. Para librarnos de España tuvimos que hacer frente a un ejército dos veces mayor del que tuvo que enfrentar toda América Latina para lograr su independencia. Cuando Batista lo más puro y granado de nuestra juventud se inmoló para ser libres de una dictadura de derecha, y la sangre corrió a raudales para no dejarnos dominar por el comunismo castrista. Es cierto que la inmensa mayoría de este exilio debido a una frustración inaudita seguimos dividiéndonos cada vez más, insultándonos, discutiendo espacios de poder de una selva futura sin hacer el mínimo amago por salir a cazar al tigre, estamos planeando nuevos actos de repudio a Omara Portuondo porque le besó la mano Raúl Castro durante la cumbre del ALBA, trampa magistral tendida por la DGI al exilio vigilante. Pero no todos están haciendo patriotismo de café con leche ni lanzando guaperías baratas desde un micrófono.
El año 2010 llega con hambre, la oposición comenzará a gritar abajo al comunismo y las turbas les van a dar tranca. Por lo que ¿quién discute que pueda haber un pequeño grupo, pequeñísimo, que saben que no se aprovechó la crisis del Mariel y nos quedamos cruzados de brazos a la caída del muro de Berlín, y ahora en esta tercera oportunidad están negados a desaprovecharla? También se ha perdido la inocencia. Y con la experiencia de Santiago Alvarez y Osvaldo Mitad ya se sabe que para luchar por Cuba es necesario enfrentar por igual a la DGI cubana y al FBI norteamericano. ¿Alguien habrá hecho ya contactos dentro de la isla? ¿Pueden estar preparando las condiciones para marchar hacia las palmas en el minuto decisivo? Es lo lógico. No sé si existe este grupo. Pero cuando las circunstancias maduren, habría que inventarlo.
1 comment:
Por desgracia Moratino mira para otro lado, Gaspar LLamazares sigue creyendo que en Cuba no hay dictadura , por desgracia esa es la clase de politicos que tenemos en España.
Viva Cuba LIbre
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