DE “EL HOMBRE DE MASINICÚ” A CARLOS SERPA Fidel Castro siempre ha sido un hombre cominero y de muchas matraquillas. Y ahora que está decrépito mucho más. Me parece que el tirano tiene que haber llamado más de mil veces a Raúl indagando: “Chico ¿y el mulatico este Carlos Serpa a cuanta gente delató, cuantos fueron al paredón producto de su labor de infiltración, a cuantos condenamos a 30 años de prisión?”. Si, porque yo les pregunto: ¿Ustedes notaron con la ecuanimidad, tranquilidad y parsimonia conque toda la disidencia interna tomó la entrevista televisiva del “tremendo agente secreto” Carlos Serpa? Después de un chorro de años codeándose con los “enemigos” del régimen no pudo echar pa’lante a nadie. Yoani Sánchez (solamente un ejemplo, por ser la más conocida) se quedó como si nada. Creo que dijo: “Sí, él estuvo por aquí, me pidió unos favores, y que lo ayudara a crear un nuevo Blog, no le hice caso”… Mientras tanto el dictador insiste en su barrenillo: “Raulito, dale una medallita y un trabajito de portero en un Meliá al cagado ese”… Porque no pudo dar ni un solitario chivatazo ni una sola actividad verdaderamente peligrosa para la tiranía. Y los disidentes insisten: “A mí nunca me gustó, siempre tuve sospechas de él, era un apestoso, parece que nunca se bañaba, pero como no teníamos nada que ocultar lo tolerábamos”…¡NI UN SOLO OPOSITOR SE HA DEFECADO EN LA MADRE DE SERPA NI EN LA HORA EN QUE LO PARIÓ! ¡Que diferencia con los chivatos con los que tuvo que enfrentarse LA VERDADERA CONTRARREVOLUCIÓN! No porque eran mejores en sus funciones de topos (en realidad eran novatos) sino ¡porque se estaba desarrollando una lucha a muerte contra el castrismo!.. Cuando se colaban en el M.R.R. o en el M.R.P. o en el Movimiento 30 de Noviembre ya a los 10 días producían estragos de categoría. Fusilados, torturados, y largas condenas que tuvieron que cumplir a plenitud. ¡El acabose! La sangre corría después de cada infiltración. Todos hemos escuchado declaraciones públicas de conocidos opositores diciendo: “Nada tenemos que temer, nuestras actividades son un libro abierto y pacíficas, solamente luchamos porque se restablezcan los derechos humanos en Cuba”… Durante los años 60’s, cuando se destapaba un agente encubierto, el patriota tenía que salir mandado para una Embajada (o esconderse debajo de la tierra) porque sabía que sería acusado (con un testigo presencial) de haber quemado cañaverales, o puesto bombas o haber realizado atentados contra la vida de Fidel Castro. Para ponerle un ejemplo entre miles: ahí estuvo el tristemente celebre caso de Alberto Delgado, más conocido como “El Hombre de Masinicú”. Este tremendo hijo de perra se infiltró en las filas de los gloriosos alzados del Escambray. Y el hueco que les hizo fue de dimensiones garrafales. El genocidio, producto de la intervención de este siniestro sujeto, formó un río de plasma patriótica de por lo menos 20 kilómetros de largo. Y esa era una época donde ni Tomasito San Gil, ni Porfirio Ramírez, ni Plinio Prieto, ni cientos de combatientes de El Escambray podían hablar con las estaciones de radio de Miami criticando al desmadrado “Hombre de Masinicú”, y muchísimo menos pidiendo dinero. No, esos fueron a parar a una fosa común asesinados por el Comandante Félix Torres en “La Campana”. Y el tirano insiste con la misma pituita: “Dalia dame el teléfono del “Furry” Colomé, que quiero saber si nuestro agente estrella Serpa ha rendido una contabilidad exacta de la tajada que me toca este mes de las llamadas de los teléfonos celulares de la disidencia porque quiero comprar unas cajas de vinos chilenos”. |
Esteban Fernandez.
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