Fabiola Santiago
FSantiago@miamiherald.comLos fabricantes del Mercedes Benz —o como llamarían ahora algunos comentaristas a la lujosa marca de automóvil, “MerChedes Benz”— han emitido una tibia disculpa por su colosal metedura de pata de vincular la imagen de Ernesto "Che" Guevara a la iniciativa ambientalista de promover viajes en autos compartidos, mas conocido en inglés por carpooling.
“Daimler no estaba validando la vida o actos de esta figura histórica o la filosofía política que él representaba”, dice la declaración de la empresa matriz del Mercedes. “Nos disculpamos sinceramente por todo el que se haya sentido ofendido”.
Aceptamos la disculpa (más o menos), pero no estoy segura de que más allá de la potencial pérdida de ventas y clientes, el fabricante alemán y las multitudes de desinformados amantes del Che en el mundo entiendan la magnitud de este error.
Después de todo, el mal paso se dio en un breve y fugaz instante.
En el podio de la Exhibición de Electrónica para Consumidores en Las Vegas, el presidente de la junta de Daimler, Dieter Zetsche, develó una nueva iniciativa tecnológica llamada CarTogether, utilizando como fondo la imagen icónica de Guevara tomada por el fotógrafo cubano Alberto Korda en 1960.
La boina de Guevara no lucía su estrella de comandante de la revolución cubana sino el logo de Mercedes Benz.
“Algunos colegas todavía piensan que compartir viajes en autos es algo rayano en comunismo”, dijo Zetsche mientras la imagen de Guevara aparecía detrás de él. “Y si ése es el caso, ¡viva la revolución!”
Aún más repugnante que la secuestrada imagen de Korda es el uso de la “simpática” consigna, dado que los crímenes políticos y las violaciones de derechos humanos que comenzaron con el triunfo de la romantizada revolución cubana — apoyada entonces como utópica proveedora de justicia social y rechazada ahora como una de las dictaduras de mayor duración en el mundo — continúan perpetrándose contra el pueblo cubano 53 años después.
Mediante el uso de la popularizada imagen de un hombre violento, un argentino que fue figura clave en los primeros días de la revolución, la compañía alemana no sólo insultó a los cubanoamericanos, víctimas del aventurismo y fallido sentido de justicia de Guevara, sino también al pacífico y sensato movimiento ambientalista verde.
Y la compañía insultó también a los gays, pues Guevara era un reconocido homofóbico, así como a los judíos, porque esta controversia ha sacado a relucir viejas cuentas acerca de la vinculación de la compañía Mercedes Benz con Adolfo Hitler y las acusaciones de que el fabricante de autos utilizaba trabajo esclavo procedente de los campos de concentración.
“Cada vez que veo a este asesino racista, homofóbico, antisemita, misógino, utilizado estúpidamente como una herramienta capitalista o un tonto accesorio de moda; o cada vez que oigo cómo lo defienden los ingenuos académicos, activista políticos, ‘intelectuales’ o celebridades procastristas como Alice Walker o Sean Penn, me dan ganas de vomitar”, escribió Juan Carlos Espinosa, decano asociado y catedrático de la Escuela de Honores de la Universidad Internacional de la Florida, en su página de Facebook.
“Aunque respetamos la libertad de expresión de Mercedes Benz, queremos asegurarnos de que ellos entienden que esta ‘expresión’ es totalmente inapropiada y ha causado inmenso dolor a los descendientes de las víctimas de este asesino en masa”, escribió Ernesto Suárez de Kansas City, Missouri, en la petición de una disculpa que inició en el sitio change.org.
La marca de ese lujoso automóvil es bastante popular entre los cubanoamericanos, y el daño que Zetsche ha infligido en esa relación va a ser difícil de reparar.
“Mi contrato de arrendamiento está al vencerse y estaba pensando en sacar otro Mercedes”, dijo Filiberto Hebra. “Pero… lo siento mucho, Mercy”.
Hebra, un retirado diseñador cubanoamericano gay, alteró la imagen de Korda en su página de Facebook utilizando pintura de labios roja y sombra delineadora de ojos color azul para convertir a Guevara en una reina travesti.
“Por otra parte, no deja de producir cierto placer ver a este asesino convertido en un objeto de mercado por el sistema [capitalista] que él tanto odió”, me dijo Hebra.
Así de extensa es la falta de conocimiento acerca de Guevara en todo el mundo, gracias en gran parte a la manera fácil en que Hollywood puede retorcer una imagen heroica. Las dos películas sobre Guevara, Los Diarios de Motocicleta y la de dos partes titulada Che con Benicio del Toro, no incluyen las partes repugnantes de la historia.
En la Cuba de 1959 Guevara era uno de los líderes revolucionarios responsables por los juicios sumarísimos sin oportunidad de defensa y por las ejecuciones en masa de personas que se consideraban contrarrevolucionarias y apoyaban el régimen de Batista.
Fueron esas ejecuciones las que sentaron el precedente para que Fidel Castro ejecutara cruelmente a sus opositores durante décadas — desde los más furibundos entre ellos, como el General Arnaldo Ochoa en 1989, hasta los más humildes, como los tres pobres negros que trataron de desviar el ferry de Regla hacia el sur de la Florida en 2003.
¿Es Guevara, como algunos lo consideran, “un héroe revolucionario”?
No tanto. Es más bien un títere que puede utilizarse a través del espectro político y social — y ahora, gracias a la compañía que debió haber sido mucho más sabia, material de estudio para departamentos de publicidad y mercadeo en todo el mundo.
“Daimler no estaba validando la vida o actos de esta figura histórica o la filosofía política que él representaba”, dice la declaración de la empresa matriz del Mercedes. “Nos disculpamos sinceramente por todo el que se haya sentido ofendido”.
Aceptamos la disculpa (más o menos), pero no estoy segura de que más allá de la potencial pérdida de ventas y clientes, el fabricante alemán y las multitudes de desinformados amantes del Che en el mundo entiendan la magnitud de este error.
Después de todo, el mal paso se dio en un breve y fugaz instante.
En el podio de la Exhibición de Electrónica para Consumidores en Las Vegas, el presidente de la junta de Daimler, Dieter Zetsche, develó una nueva iniciativa tecnológica llamada CarTogether, utilizando como fondo la imagen icónica de Guevara tomada por el fotógrafo cubano Alberto Korda en 1960.
La boina de Guevara no lucía su estrella de comandante de la revolución cubana sino el logo de Mercedes Benz.
“Algunos colegas todavía piensan que compartir viajes en autos es algo rayano en comunismo”, dijo Zetsche mientras la imagen de Guevara aparecía detrás de él. “Y si ése es el caso, ¡viva la revolución!”
Aún más repugnante que la secuestrada imagen de Korda es el uso de la “simpática” consigna, dado que los crímenes políticos y las violaciones de derechos humanos que comenzaron con el triunfo de la romantizada revolución cubana — apoyada entonces como utópica proveedora de justicia social y rechazada ahora como una de las dictaduras de mayor duración en el mundo — continúan perpetrándose contra el pueblo cubano 53 años después.
Mediante el uso de la popularizada imagen de un hombre violento, un argentino que fue figura clave en los primeros días de la revolución, la compañía alemana no sólo insultó a los cubanoamericanos, víctimas del aventurismo y fallido sentido de justicia de Guevara, sino también al pacífico y sensato movimiento ambientalista verde.
Y la compañía insultó también a los gays, pues Guevara era un reconocido homofóbico, así como a los judíos, porque esta controversia ha sacado a relucir viejas cuentas acerca de la vinculación de la compañía Mercedes Benz con Adolfo Hitler y las acusaciones de que el fabricante de autos utilizaba trabajo esclavo procedente de los campos de concentración.
“Cada vez que veo a este asesino racista, homofóbico, antisemita, misógino, utilizado estúpidamente como una herramienta capitalista o un tonto accesorio de moda; o cada vez que oigo cómo lo defienden los ingenuos académicos, activista políticos, ‘intelectuales’ o celebridades procastristas como Alice Walker o Sean Penn, me dan ganas de vomitar”, escribió Juan Carlos Espinosa, decano asociado y catedrático de la Escuela de Honores de la Universidad Internacional de la Florida, en su página de Facebook.
“Aunque respetamos la libertad de expresión de Mercedes Benz, queremos asegurarnos de que ellos entienden que esta ‘expresión’ es totalmente inapropiada y ha causado inmenso dolor a los descendientes de las víctimas de este asesino en masa”, escribió Ernesto Suárez de Kansas City, Missouri, en la petición de una disculpa que inició en el sitio change.org.
La marca de ese lujoso automóvil es bastante popular entre los cubanoamericanos, y el daño que Zetsche ha infligido en esa relación va a ser difícil de reparar.
“Mi contrato de arrendamiento está al vencerse y estaba pensando en sacar otro Mercedes”, dijo Filiberto Hebra. “Pero… lo siento mucho, Mercy”.
Hebra, un retirado diseñador cubanoamericano gay, alteró la imagen de Korda en su página de Facebook utilizando pintura de labios roja y sombra delineadora de ojos color azul para convertir a Guevara en una reina travesti.
“Por otra parte, no deja de producir cierto placer ver a este asesino convertido en un objeto de mercado por el sistema [capitalista] que él tanto odió”, me dijo Hebra.
Así de extensa es la falta de conocimiento acerca de Guevara en todo el mundo, gracias en gran parte a la manera fácil en que Hollywood puede retorcer una imagen heroica. Las dos películas sobre Guevara, Los Diarios de Motocicleta y la de dos partes titulada Che con Benicio del Toro, no incluyen las partes repugnantes de la historia.
En la Cuba de 1959 Guevara era uno de los líderes revolucionarios responsables por los juicios sumarísimos sin oportunidad de defensa y por las ejecuciones en masa de personas que se consideraban contrarrevolucionarias y apoyaban el régimen de Batista.
Fueron esas ejecuciones las que sentaron el precedente para que Fidel Castro ejecutara cruelmente a sus opositores durante décadas — desde los más furibundos entre ellos, como el General Arnaldo Ochoa en 1989, hasta los más humildes, como los tres pobres negros que trataron de desviar el ferry de Regla hacia el sur de la Florida en 2003.
¿Es Guevara, como algunos lo consideran, “un héroe revolucionario”?
No tanto. Es más bien un títere que puede utilizarse a través del espectro político y social — y ahora, gracias a la compañía que debió haber sido mucho más sabia, material de estudio para departamentos de publicidad y mercadeo en todo el mundo.
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