Si mal no recuerdo me leí al economista estadounidense John Kenneth Galbraith en los años 80. No sé con exactitud si fue en “La sociedad opulenta” o “El nuevo estado industrial”, donde encontré muchas respuestas a mis preguntas.
En algún momento de su escritura, decía que la economía socialista de la URSS podía crecer unos cincuenta años, y luego comenzaría a hundirse en el marasmo y en la decadencia de sus indicadores económicos. Realmente, eso había comenzado en los años 70, y terminó en agosto de 1991.
Mucho antes me había leído el libro “El Socialismo” de, Ludwig Von Mises donde explicaba que los cálculos en la economía socialista son imposibles, porque la economía soviética no puede funcionar sin el uso de los precios del mercado y, califica al socialismo como una “rebelión contra la razón”.
Para mí, todo aquello tenía razones más que suficientes para entender la catástrofe que se avecinaba para la economía de nuestro país.
Habló de dos economistas excepcionales. Ellos no sólo entendieron la sin razón de la utopía socialista, sino que fueron muy críticos de las estupideces de una política monetario-financiera del capitalismo que ha desembocado en la actual crisis mundial de la economía.
No estoy hablando de ideólogos anticomunistas. Hablo de teóricos cuyos trabajos se leen en todo el mundo, y a quienes se les da la razón en sentido general.
Los errores de los supersabios castristas, han seguido un camino peor que el de los soviéticos. Al menos la URSS “descubrió” el Calculo Económico – una variante capitalista sui generis - que les ayudó durante algunas décadas, a sobrevivir su propia sinrazón. Los supersabios del castrismo, ni eso. El Gran Hermano, o mejor dicho, El Gran Jefe Karinoa, con su AK-47 en bandolera, era la más infame de las amenazas. Por eso destruyó a Humberto Pérez y a cualquier intento de reformar sus ideas “gloriosas”.
La inexistencia de la propiedad privada y del mercado y la creación de la llamada “planificación socialista”, crearon el control subjetivo de los precios. Un burrocracia – es a propósito – petrificada por el miedo y ansiosa de subir a las altas esferas del poder, hacían lo que Fidel Castro quería que hicieran. El cambio y la adaptación de los precios, tardaban meses y meses. Crear el precio para un nuevo simple par de zapatos, podía tardar un semestre. No sobre la base del costo y la oferta y la demanda, sino bajo los caprichos ideológicos de la sin razón del poder.
Al final, ahí está la isla, como el segundo país más pobre de las Américas.
Hablar de Fidel Castro y su utopía sin nombre – porque no es socialista o comunista, sino “su” utopía – es hablar de la total extravagancia de la sin razón. Su real interés era deslumbrar a un pueblo de ignorantes, mientras él se mantenía en el poder. Su cascada de planes sin sentido, nunca tuvieron ninguna resistencia masiva. Los que lo intentaron, están muertos, en la cárcel o en el destierro. La impunidad se mantiene no sobre la base de la razón, sino de la fuerza bruta y el terror.
La economía para él, era algo totalmente secundario. Su foco ideológico y conceptual eran los EE.UU. No importa que mueran decenas de miles de cubanos. No importa que se vayan tres millones. No importan más de tres millones de presos políticos. Lo más importante eran sus geniales ideas sobre el futuro, un futuro sin el imperialismo yankee, y él, como el gran faraón de la Revolución mundial.
¿Podrá salir Cuba de más de 50 años de destrucción, estancamiento y retroceso?
Con ese pueblo super preparado, como decimos los cubanos, “en lo que pestañea un gato”. Pero cuidado, sólo en el campo económico. Lo que nos queda en la reconstrucción del tejido social, cultural, moral y ciudadano, llevará muchas generaciones. Y no estoy muy seguro de que lo logremos. Ese pueblo es algo realmente desconocido. Hablaré de eso más adelante.
Hay sectores o ramas, que el Estado tiene que mantener durante un tiempo, o quizás por siempre, porque son estratégicamente muy importantes. Todo lo demás, tiene que ser privado, incluyendo partes de la educación y la salud, como era en 1958.
El papel del Estado sería de regulación, sobre la base de garantizar la redistribución balanceada de la riqueza y de la justicia social, la solidaridad social y la estabilidad ciudadana, no sólo del Estado para con los sectores vulnerables, sino de todas las comunidades urbanas y rurales para sus vecinos y prójimos.
¿Será eso una quimera? ¡No! Yo sé que lo vamos a lograr. Pasarán dos o tres generaciones, pero, ese es el camino.
Cualquier otra propuesta, venga de donde venga, no tendrá ninguna esperanza de triunfar.
Pensar que esa cúpula octogenaria y reaccionaria que gobierna nuestro país, presentará o hará las reformas que necesitamos, eso sí es una quimera: hace medio siglo que están hablando del futuro. Pero no mueven ni una sola tuerca del férreo engranaje totalitario. Se trata de una vieja trampa llamada “las expectativas futuras”. Nada más.
Parafraseando a los Van Van, no sólo la Habana, sino Cuba no puede más. El futuro es hoy. Y no hay más espacio para la sin razón de nuestra existencia como pueblo. Frente al miedo, frente a la represión y el terror, sé que vendrá, más temprano que tarde, una rebelión para restablecer la razón.
Un abrazo.
Asdrúbal Caner Camejo
Representante del PSC
en Canadá.
4 comments:
bUEN ARTICULO ESCRITO CON CONOCIMENTO DEL TEMA
Un humilde premio en mi página para usted. No hay requisitos sinó en de pasarlo a quienes de verdad amen a Cuba.
Saludos Ivan Curra
Angelica...Asdrubal es muy respetado para nosotros por sus acertados comentarios.
Hola, hola…
Para ti, hay en mi blog una bandera de libertad y una cara de democracia. Cuando quieras pasas y te las llevas. Son tuyas.
Cuba y Venezuela unidas siempre. No para maltratar a nuestros hermanos con regímenes como los que las dominan. Sino para gritar la palabra ¡LIBERTAD! desde donde mejor se escuche. Bien desde un papalote o desde el inquieto “trotamar” de Josán Caballero.
Besos
Inés de Cuevas
http://inesdecuevas.blogspot.com
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