Monday, November 14, 2011

EL AMIGO CUBANO

Por Esteban Fernández 

         EL AMIGO CUBANO
Los cubanos no somos totalmente pródigos en la amistad. Somos extremadamente generosos en la cantidad de conocidos que tenemos. Cualquier cubano, hasta el más introvertido, tiene 100 conocidos, pero somos mucho más restringidos para elevar a esos conocidos a la categoría de "íntimo amigo", de "mi socio", de "mi tierra", de "mi sangre", "panga", "ecobio", "cúmbila", y "brother". En eso somos tan selectivos que podemos sostener categóricamente que "mis íntimos amigos los puedo contar con los dedos de una mano".

Es decir, que a los conocidos los pasamos por un tamiz y le damos "tiempo al tiempo".  A un conocido quizás  le tome 20 años de fidelidad absoluta a nuestra amistad para adquirir el sagrado título de "íntimo amigo." Además casi todos tenemos a una cubana al lado diciéndonos a cada rato: "¡Para mí que ese no es tan amigo tuyo como tú crees!"...

Para un íntimo amigo es un requisito indispensable portarse mejor con uno que nuestros propios hijos y estar consciente de que no le vamos a dejar ni un alfiler en nuestra herencia; esa enterita, es para los muchachos. Es decir, si usted llega a las 12 de la noche al aeropuerto de regreso de un viaje, es obligación de un íntimo amigo ir a buscarlo,  mientras que  sus hijos pueden estar en una fiesta o durmiendo a esa hora y le parece muy bien.

Nuestros problemas no se los contamos a nuestros hijos sino al íntimo amigo. A los hijos tratamos de mantenerlos al margen de la tragedia que nos agobia. Es el íntimo amigo el que tiene que soportar, escuchar y ayudarnos en nuestros momentos malos y viceversa. Vaya, no queremos preocupar a los niños, aunque los  "niños" sean zánganos de más de 38 años...

La discreción es una cualidad indispensable del íntimo amigo. Al principio, cuando era un conocido, le contamos varias boberías para probarlo, y cuando nos damos cuenta que el conocido no habló, ni se fue con el chisme a contarlo en cada esquina,  entonces lo consideramos "una tumba", y tiene mejores posibilidades de convertirse en íntimo amigo.

El amigo debe pensar exactamente igual que nosotros en casi todo. Un individuo que discrepe constantemente, que no piense como uno, que tenga espíritu de contradicción, tiene muy poquitas oportunidades  de llegar a ser "íntimo amigo."

Desde luego, ya cuando pasan los años, cuando llevamos 30 años de amistad, entonces el íntimo amigo tiene el derecho (más que nadie) a inmiscuirse en nuestras vidas, de darnos consejos, de regañarnos, de criticarnos y hasta de burlarse. Pero para llegar a ese plano necesita muchísimos años de haber estado de acuerdo con nosotros en todo. Y la crítica tiene que ser en privado, jamás en público.

Los íntimos amigos lo comparten todo (menos las mujeres, desde luego), no necesitan nuestra invitación para nada, conocen nuestros secretos, nuestras debilidades, nuestros faltas, y están al tanto de nuestras virtudes. Y la mayor virtud debe ser: saber ser íntimo amigo. En eso no puede haber "caída", ni "tiqui- tiqui, ni taca- taca."

Otra cualidad muy importante del "intimo amigo" es no ser "celoso" con el resto de los íntimos amigos de nuestro amigo. Los cubanos tenemos que estar claros en lo que les dije antes: "Que los íntimos amigos se pueden contar con los dedos de una mano",  y por lo tanto,  usted es SOLAMENTE UN DEDO DE LA MANO de su íntimo amigo.  El tiene cuatro dedos más y cuatro íntimos amigos más. Esa es UNA LEY CUBANA, Okay?

Desde el instante en que usted se atreve a indignarse y a preguntar: "Chico ¿por qué tú saliste a pasear con fulanito y no me dijiste nada?" ya está cometiendo un pecado cubano. Ese tipo de celo entre hombres "CUBANOS", nos suena a tontería y no está permitido.  

La solución cubana a eso es lograr hacerse "íntimo amigo de los íntimos amigos de nuestro íntimo amigo". Eso se llama "carácter transitivo". Es decir, yo soy íntimo amigo de Franklin Denis porque Franklin es íntimo amigo de mi íntimo amigo Carlos Hurtado, y Carlos Hurtado era íntimo amigo de Mario Byrne (E.P.D.) porque Mario Byrne era íntimo amigo mío. Hace varios años me hice amigo de Rafael Estévez en Hialeah y hoy todos mis íntimos amigos consideran a Rafael un buen amigo de ellos y algunos ni lo conocen personalmente...

Y usted, aunque nunca me haya conocido personalmente, pero es enemigo a muerte de la tiranía castrista entonces entra en la categoría suprema de ser MI  HERMANO(A)  DE LUCHA.

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