por Zoé Valdés
A estas alturas del partido y de la dictadura la corrupción que existe en Aquella Isla (Cuba), no mancha solamente a los generales y a los altos pinchos, la corrupción, desde hace años, llegó a la disidencia. De este modo, hay que saber elegir, con buen ojo, y no a ojo de buen cubero, quiénes son los verdaderos disidentes, los que de verdad luchan por la libertad de Cuba, o aquellos que hacen de la libertad de Cuba un negocio.
La carta firmada por 74 “disidentes” dentro de Cuba a favor de los viajes de Cuba de los americanos, y desde luego, sin mentar el viaje abortado del relator de los Derechos Humanos, publicada en este blog ayer (vía Baracutey Cubano), y en El Nuevo Herald, no me sorprende. Lo veía venir. Solamente no esperaba que la máscara de estos 74 cayera tan rápido.
Recordarán que dejé de apoyar a Yoani Sánchez cuando le hizo cinco preguntas a Barack Obama, y otras cinco iguales a Raúl Castro, colocando al mismo nivel a un presidente elegido democráticamente y a un criminal dictador. En aquellas preguntas llamó bloqueo al embargo, aunque no era la primera vez, en otras ocasiones había hecho la diferencia entre Chávez y Castro, alegando que el primero era muy malo y el segundo no. Antes, había conversado públicamente con Mariela Castro, en un diálogo en el que ella puso las pautas, pautas respetadas y respondidas por la Castro, sin que nadie sacara a la bloguera por los pelos del lugar público. O sea, todo esto sin que la hicieran “picadillo”, como afirmó un comentarista de este blog. Nada de eso, mientras una gran cantidad de presos se pudre en la cárcel, mientras reprimían a las Damas de Blanco, la “disidente bloguera” campeaba por sus respetos, salvo unos cuantos numeritos de muletas, pelucas, y secuestros perpetrados por el ideólogo, o los ideólogos que la aconsejan, o sino por ella misma. Estuvo de acuerdo con el conciertico por la paz de Juanes, y asistió sin que la eliminaran del lugar, ni la detuvieran como hicieron con otros. Además de que como buena representante de su generación tiene respuestas para todo, y en el tono militante que corresponde. El tono de la voz en los regímenes totalitarios es una pista importante.
No es una casualidad que la cifra de 74 firmantes, casi coincida con la de los 75 de la Primavera Negra del 2003, un número borra el otro, y la prensa y el mundo irá sustituyendo poco a poco un número de presos por un número de firmantes. El castrismo y sus esbirros son muy astutos a la hora de fermentar acontecimientos y refrescarlos con otros nuevos a su favor. Ya lo dije en La Ficción Fidel, fracasaron como revolucionarios, pero no como especialistas de marketing.
¿Recuerdan cuántas veces he escrito acerca de la huelga de Fariñas? Incluso, me callé, por decencia con las personas que creían en él. Bien, nunca he creído en esa huelga, y mucho menos desde el momento en que cuando todo el mundo hablaba de Orlando Zapata Tamayo, debido a su asesinato en una cárcel, no era justo que, de manera tan temprana, una imagen, la de Fariñas, desplazara, o se impusiera encima de la de Tamayo. El que sabe de medios de comunicación conoce de lo que hablo.
De inmediato Fariñas envió una carta de coronel a general, o sea, le escribió a Raúl Castro, y la huelga fue y sigue siendo trasmitida por la televisión y por los periódicos del mundo entero. Una huelga que no es tal, porque ninguna huelga es asistida por los médicos, ni la persona que la hace es alimentada por vía intravenosa, vía por la que también le suministraban hidratación y medicamentos. La huelga de hambre de Fariñas que no puede ser posible después de 100 días desde el punto de vista médico, aún atendida como lo está, ha costado más al país que la atención, durante estos meses a varios niños y ancianos enfermos. Fariñas sabe muy bien que ésa no era la vía. Como también sabe que en una huelga no se dialoga con los representantes de la dictadura, ni con los mediadores que envía la dictadura. Pedir, además, que los presos enfermos sean enviados al extranjero (muchos de ellos no lo aceptaron), en lugar de pedir la liberación total de todos los presos políticos, me hizo dudar aún más de la intención de la huelga. Sobre todo si observamos su pasado militar –por cierto, del que pocos dudan-, y es que yo de todo lo militar dudo, por principio, sobre todo en Cuba, que hasta ahora lo único que han hecho es enriquecerse, y ninguno ha tenido los timbales de dispararle ni un hollejo a ninguno de los Castro. Y de Ochoa y de los demás no me hablen, esos fueron los primeros: traficantes de droga, de marfil, y de diamantes hasta que se la cepillaron.
Volvamos a la huelga de Fariñas, para colmo, ya nadie podrá decir que en Cuba no permiten las huelgas, llevan meses con uno que se ha convertido en estrella de las televisiones, al que le permiten dar su parte médico diario a un canal de Miami, ¡nada más y nada menos! Y todavía no lo han arrastrado por los cojones a una celda como hicieron con Reinaldo Arenas. Ni lo mantuvieron cinco años en una cárcel sin juicio, como hicieron con mi padre, y con muchos otros más. Al lado de lo que están pasando los disidentes iraníes, estos disidentes nuestros no dan ni risa, dan estreñimiento y extrañamiento.
Nada de esto que comento aquí me llena de júbilo, créanmelo; pero tengo la desgracia de ver las cosas mucho antes, aunque no he estado sola en estas revelaciones, ya algunas personas habían reparado en estas acciones por parte del grupito este disidente que se cita entre ellos. Cuando le preguntan a Fariñas para quién será su último pensamiento en la agonía de la muerte, junto a un grupo de personas célebres nombra a Héctor Palacios, “me caigo y me levanto”, como Matojo. Otros también se dan cuenta, decía, pero la gente se calla por miedo a desentonar. Yo no me voy a callar, porque ese país es mi país, y aún en el exilio, es mi país, y dentro de Cuba, en mi mundo, en mi espacio, hice mucho más que la señora Miriam Leyva, que en entrevista a Nelson Rubio recalcó que ellos estaban allí y no fuera, como reivindicando el derecho a ser disidentes con beneficios y seguridad social incluida. Y es que ser disidente en Cuba, de éstos, que cobran por serlo y se montan el negocio, empieza a ser una carrera. Pues ella puede estar muy dentro, en el meollo, y ser una cómplice del castrismo. Porque muchos de los que nos largamos lo hicimos porque no quisimos ser nunca más cómplices de nada, y nuestros padres sufrieron el doble de lo que han padecido ellos. Porque ni mi padre, ni mi madre, vivieron jamás de hacerse la periodista independiente sin serlo, ni de traducir entrevistas con disidentes, ni esperaba a que el exilio les mandara nada por declarar cuatro bobadas a la prensa y por maltratar a los periodistas que los dan a conocer al mundo, porque sin la prensa del exilio ya me dirían ellos quién los hubiera escuchado.
Las Damas de Blanco que están en Cuba jamás han pedido nada, el que les manda ayudas lo hace porque quiere, porque las necesitan y es lógico que se les brinde esa ayuda, como se les dio a tantos en otros países bajo regímenes y dictaduras. ¿O es que ya nos olvidamos de cómo ayudamos a los chilenos, a los nicaragüenses, a los argentinos, a los salvadoreños, a los uruguayos, que ni siquiera eran nada nuestro? Aún si las pidieran, ellas las merecen. Antúnez, Oscar Elías Biscet, Darsi Ferrer las merecen, porque ellos le han entregado mucho a ese país, y sin las ayudas del exterior poco podrían hacer, como poco hubieran podido hacer los latinoamericanos. Ellos han probado con creces que se enfrentan verdaderamente a una dictadura, y no que juegan con ella, con el consentimiento de la misma.
Una vez me ofrecí a enviar ayudas a Antúnez y jamás la aceptó, del mismo modo lo he hecho con otras personas que jamás han pedido nada, y que mantienen una posición de gran dignidad y respeto. Los que viven del cuento, además, se les nota por encima de la ropa.
Extender la vida al régimen castrista hacia un raulismo light deja mucho que desear de la disidencia, por suerte no todos son como estos flamantes firmantes a los que no los han tocado ni con un pétalo, por cierto, como consecuencia de enviar al mundo una carta, que por primera vez pide lo que los Castro normalmente evitan y a lo que siempre responden con extrema violencia: el levantamiento de las restricciones de viajes a Cuba, que forma parte de una de las supuestas sanciones del embargo, el que ya ni siquiera existe, es la razón por la que debieran levantarlo de una vez, pero sin las condiciones que impone el régimen, que son las condiciones que impone esta carta, desde el momento en que no pide que también viajen comisiones de los Derechos Humanos a la isla.
La solución no la tiene nadie, o sea, la vía a la solución, porque la solución es acabar con el régimen de la familia Castro, eso está claro, y lo que es seguro es que la solución no pasa por darse la lengua con el hermanazo y sembrarle de flores el camino a sus hijos y nietos para que sigan explotando y reprimiendo a los cubanos.
Aquí, desde luego, lo más asqueroso, es de la forma que muchos de estos firmantes han usado a las Damas de Blanco, a los presos políticos así como a algunas de sus esposas, e incluso han tratado de hacerlo con Reina Luisa Tamayo Danger (otra que jamás pide nada), pero ella no se ha dejado, para seguir en el candelero internacional, cobrar por ello, y además preparar el plan que les permita vivir del raulismo, de sus prebendas, como mismo lo hicieron con el castrismo; porque aquí todo el mundo tuvo una historia, y no es precisamente la de preso político, bastante poco tiempo algunos, por cierto, en prisión, si se les compara con Oscar Elías Biscet y con Ariel Sigler Amaya, Ricardo González Alfonso, y los demás. Y que los desmanes continúen, para seguir viviendo del negocio.
Esta es la carta de los vendepatrias de toda la vida. Ustedes saben, desde La nada cotidiana, en la que el personaje se llamaba Patria, había sido bautizada así por su padre, un guajiro que creía en los cambios que podría llevar la revolución a Cuba, y ella decide cambiarse el nombre por Yocandra, sólo para satisfacer a su primer amor, detesto la palabra “patria”, por la enorme carga nacionalista que conlleva, y porque la patria en realidad debería llamarse la “matria”, sobre todo en Cuba. Pero también esta palabra sugiere la Matrix, y como en el filme, recordarán, los enemigos siempre se esconden detrás de espejuelos negros, visten igual, piensan igual, se mueven cual robots, lo que resulta de fácil reconocimiento para los Néos que nos tocó ser.
Yo me hice ya la idea de que ese país se perdió hace mucho rato, y es la razón por la que no me da la gana de quedarme callada. Porque repetiré lo que dije en este mismo blog al comentar un artículo de Oscar Espinosa “Cheque”, con disidentes como estos, apaga y vámonos.
En cuanto a la carta de marras, vamos a ver qué curso sigue, el guión está más cerca de Castro II que de Obama, pero con la complacencia del mismo, y del progrerío internacional, y de los intelectuales y artistas castristas, que ya iniciaron la rumba y el espectáculo internacional, con panfletos plagiados de autores del exilio y con conciertos para levantar la moral y la conciencia ñángara en el mismo corazón del imperialismo yanqui. Ellos fueron los que prepararon el terreno. Había y hay plan, tal como lo anunciamos en este blog.
Zoé Valdés.
1 comment:
--Zoe tiene toda la razón, lo que a veces hay razones tan dolorosas que nos cuesta mucho aceptarlas como verdades, pero por encima de todo esto no se puede NUNCA perder la FE, porque sencillamente eso es lo que desean los que oprimen a Cuba, perder nuestra FE en una Cuba Libre sería el mayor triunfo de los que incineran a nuestra Patria.
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