Asdrúbal Caner Camejo
La muerte de Orlando Zapata Tamayo le ha revuelto el estomago al mundo y ha enfurecido a millones de cubanos tanto en la isla como en el destierro.
El carácter asesino del régimen castrista, su cinismo, sus pérfidas y sistemáticas mentiras, la manipulación de la información y su deleznable perversidad, no tienen límites.
La vileza de esos ejecutores de la guillotina no tiene fin, y ahora tratan de enlodar la imagen de un mártir, sin tener el más mínimo respeto por su madre, a la que manipularon y grabaron un video, con un grupo de médicos, tan criminales como los guillotineros, que al final, montaron a Reyna Tamayo en un carro de la diabólica DSD, para demostrar su “gentileza”…!!después de haber matado a su hijo!! Es el colmo de la ignominia.
Pero si criminales son los guillotineros de Orlando Zapata, lo son también la asquerosa izquierda de España y Argentina, algunos de cuyos representantes, han tratado de lanzar sus infamantes comentarios sobre Orlando Zapata. Y tan criminales como ellos, son los gobernantes de América Latina, que callaron ante el crimen. Como dijo José Martí “Ver un crimen en silencio, es cometerlo”
Que Fidel Castro, el más perverso de todos los perversos, se atreva a declarar que “en Cuba jamás se torturó a nadie, jamás se ordenó el asesinato de un adversario, jamás se mintió al pueblo'', es la cima de la desvergüenza y el deshonor que ese régimen representa.
Este perverso asesino sin escrúpulos, comenzó a mentir desde que comenzó su lucha, para alcanzar la impunidad absoluta de su incompartido poder. Representa a la barbarie, toda la inmoralidad de su sistema esclavista y el fangal fecálico de su
criminal ideología.
Miren esta noticia del 11 de marzo de 1952: “El abogado Fidel Castro presenta una denuncia, luego archivada, contra el presidente cubano, Fulgencio Batista, ante el Alto Tribunal de Cuba por violación de la Constitución de 1940, exige el restablecimiento de las garantías constitucionales y una pena de cien años de prisión para el dictador por su segundo golpe de Estado protagonizado un día antes”
Cuando llegó al poder, lo primero que hizo fue eliminar la Constitución de 1940 y el día 5 de enero, dispuso la disolución del Congreso, la supresión del Tribunal Supremo y todas las garantías constitucionales, que hasta entonces habían amparado al pueblo de Cuba. Desde ese mismo instante, ese pueblo, fanatizado y esperanzado, jamás conocerá de elecciones libres, ni derechos de expresión, reunión, asociación, el derecho a la vida, a la dignidad de su persona y a su seguridad, ni el derecho a no ser sometido a esclavitud ni a servidumbre, ni a torturas, ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, o su derecho a no ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado o su derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado o el derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
¡Hay que pedir permiso al déspota, para entrar y salir de nuestro país! ¡Y pagarles a esos ladrones sin escrúpulos!
No sólo han desterrado a millones hacia otros países, sino que también…! en su propia tierra son desterrados a otras provincias!
Y sin transporte que lo garantice, ponen a los presos políticos a cientos de kilómetros de sus casas, para no sólo castigar al preso, sino también a toda su familia, niños, ancianos, mujeres.
Desde entonces, todos los derechos son violados día tras día, con la impunidad que genera un poder sin contrarios.
Y ahora, este perverso que dice que no miente, se ha convertido, por la violencia de las armas, en el Poder Ejecutivo, Judicial y Legislativo y violentado todas las conquistas jurídico –constitucionales, que alcanzó el pueblo cubano en 57 años de República. Desde su sillón tridimensional, lo ha falsificado todo, desde la Historia del país hasta el comportamiento de los ciudadanos, que piensan una cosa, dicen otra y, al final, hacen otra. Ha falsificado la prensa, la radio, la televisión, el cine, la literatura, los libros, al arte, la música…El castrismo es la falsificación de la vida, de la nación cubana y de la propia Identidad Nacional.
Este perverso que dice que en Cuba no se asesina, tiene un largo expediente de fusilamientos y asesinatos de más de 9,000 cubanos, comprobados por el Instituto de la Memoria Histórica Cubana y mas de 70,000 jóvenes que ha obligado a dejar su país y han muerto en el intento de cruzar el Estrecho de La Florida y llegar a los Estados Unidos.
En una alocución ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el baboso y arrastrado Ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez – que ya nos tiene acostumbrados a la contumaz repetición de las mentiras del Dictador - acusó a EE UU de haber lanzado a esa persona "a la muerte para obtener dividendos políticos" y dijo que se trató de "otra víctima de la política subversiva de EE UU contra Cuba".
Pero… ¿Qué tendrán que ver los EE.UU. con un crimen que cometieron alevosamente ellos mismos? Ese es su rejuego, y siempre lo ha sido. Esa es la carta de todos los totalitarismos comunistas, no importa que sea en la Europa del Este, la patria de Bolívar o la isla de José Martí. Acusar a otros de sus propias infamias.
Tan temprano como el 21 de enero de 1959, el Invictus Dictador, llamó a una concentración llamada “Operación Verdad”, para acusar a los EE.UU. de darle cobija a los personeros de Batista. Ese día, nació su más querida carta de triunfo: El Enemigo. Y sobre ese enemigo, haría recaer todos sus asesinatos propios, sus descocados fracasos y toda su diarreica verborrea manipuladora. Ese “Enemigo” le permitiría convertir a cualquier ciudadano que no creyera en su loca y aberrante utopía, en un “mercenario al servicio del Imperialismo” y descargar contra ellos toda su malvada naturaleza, a través del poder impune del que goza, y violar todos los derechos y libertades que le corresponden a cada cubano, como hombres y seres humanos, recogidos en una Declaración de Ginebra de 1948, ayudada a redactar por Cuba y firmada por ella con orgullo.
Ante este perverso que dice que no tortura, está la camisa blanca ensangrentada de Orlando Zapata, presentada en un video por su valerosa madre, y están también los testimonios de decenas y decenas de miles de presos políticos cubanos, que han pasado por las ergástulas dictatoriales, durante los últimos 51 años. Esas cárceles, que jamás han permitido que sean visitadas por ningún organismo internacional, y que no reúnen las más mínimas condiciones para alojar a un ser humano, han sido los purgatorios infernales de aquellos que se atrevieron a enfrentarse al más cínico y mentiroso de todos los tiranos.
Este perverso que dice que nunca ha mentido al pueblo, ha llenado tomos y más tomos de sus discursos malévolos y mentirosos, prometiendo libertades y paraísos de bienestar, a un pueblo que le creyó desde el principio y, ahora, su propia obra, de absoluta destrucción de 250 años de avances, bienestar y progresos, los millones de cubanos que han pasado por sus purgatorios de la muerte y los 2,5 millones de desterrados, son la más fehaciente y deleznable muestra de toda esa colosal mentira.
A cambio de sus promesas, ha convertido al pueblo de Cuba en un rehén mendigante, al servicio de una esclavitud y servidumbre moderna, que llena de deshonor al propio pueblo que le creyó, y a la comunidad internacional que ha permitido esa inmoralidad y desvergüenza en pleno siglo XX y XXI.
Es contra toda esta realidad, más allá de toda escatología, que ha muerto Orlando Zapata Tamayo.
El heroísmo y el valor, la resistencia y el coraje, el honor y la decencia de este obrero, luchando contra la intrínseca perversidad incrustada en el poder, ha demostrado que esas cadenas se pueden romper, porque casi ha puesto de rodillas a ese poder de la infamia. Orlando nos dijo con su inmolación, que vivir en cadenas es vivir en el oprobio y la afrenta y es mejor tener una muerte gloriosa, porque morir por la Patria, es vivir. Prefirió morir, que entregarle su alma y su conciencia, al diablo que aplasta su isla. Y le dejó un mensaje muy claro al pueblo de Cuba: En el camino en búsqueda de la libertad, hay que saber dejar hasta nuestras vidas. No habrá libertad si no estamos dispuestos a pagar su altísimo y glorioso costo.
Repito pues, las palabras de nuestro apóstol “…los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra”
Por ello, a tu memoria y en tu honor, este poema que me salió de las entrañas.
ODA DESDE LAS NIEVES PARA ORLANDO ZAPATA
Tu muerte es la resurrección
de la piel de ébano del Titán
y la rosa blanca y sin odios
del poeta de Dos Ríos
Pero no has muerto
han muerto
los que trataron de ejecutarte
los hijos de la perversidad
que huyen de la luz
que cargas en tu estrella
Porque la luminosa entereza
de los que no quieren vivir
bajo yugos
afrentas y oprobios
rompen las ataduras
en que viven
y vuelan en las alas del tiempo
en búsqueda de la libertad
En tus rudas manos de albañil
amasaste y arropaste
la nueva mañana que ya llega
entre golpizas, blasfemias y sangre
entre barrotes, gritos y heridas
Y hay nuevas mariposas
palmas y ruiseñores
y cantarán las campanas
de las iglesias
a tu ejemplo telúrico
y en tributo a tu vida
sin miedos.
No has muerto
¡Es el tirano que ha muerto
cuando tú
comienzas a vivir!
Desde la purísima blancura
de las nieves
te mando mis manos
que cuidarán las rosas y mariposas
que nacerán sobre
la tierra donde sueñas
Te envío mi corazón
que latirá por el tuyo
hasta el día
que venga tu reina madre
a decirnos
que ha llegado el tiempo
de vivir
Ese día renacerás
rotas ya las cadenas
y los que no te conocieron
y los que te abrazaron
en la bravura de tu muerte
lanzarán a tu paso
los pétalos de las mariposas
y las rosas de la esperanza
Y los tocororos
con los colores de tu bandera
danzarán sobre
un cielo azul, sin manchas
las estrofas de Bayamo
Muerto ya el tirano
en su lecho de infamias
y sin glorias ni legado
todos, todos
los que ayer te lloramos
y a los que le ocultaron tu gesta
ya sin el miedo a vivir
iremos cantando
con los brazos en alto
a las fragancias de la libertad
que jamás, jamás
podrá sernos arrebatada
¡Libertad, Libertad!
¡Libertad ahora!
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